Todas sabemos lo importante que es consumir frutas y verduras, pero cuando se trata de asegurarnos que los niveles de vitamina C estén perfectos, una fruta es la reina: la naranja.
Además de estar llena de antioxidantes que nuestra piel ama, hasta la naranja más pequeña aporta hasta 2/3 de la dosis diaria recomendada de esta vitamina. Le pedimos a la nutricionista Raphaël Gruman y la dermatóloga Dra. Nina Roos que nos asesoren sobre cómo y por qué debemos incluir esta fruta en nuestra dieta.
Un futuro brillante: las naranjas nos ayudan a mantener la piel saludable
Las naranjas se ven bien: el aroma y el sabor son deliciosos y hacen maravillas por tu piel. La dermatóloga Dra. Nina Roos explica cómo es que toda esa jugosa bondad se pone a trabajar bajo la superficie de la piel.
Al igual que otros cítricos, son una excelente fuente de vitamina C que no sólo estimula la producción de colágeno - responsable de dar a la piel un aspecto joven y saludable - sino que también protege a la dermis de las agresiones externas, contrarrestando los daños causados por la exposición a la contaminación ambiental o al sol. Las naranjas deben su color vivo a un pigmento llamado betacaroteno, también conocido como pro-vitamina A, que es famoso por ayudar a combatir los signos visibles del envejecimiento.
Por último, las naranjas son una gran fuente de antioxidantes que estimulan la reparación de las células, mientras contrarrestan el estrés relacionado con los rayos UV. Otros grandes ingredientes con niveles similares de betacaroteno son las zanahorias, la calabaza, la batata, los limones y kiwis.
Come tus naranjas siempre crudas
Cuando se trata de pequeños lujos de la vida, no hay nada como comenzar el día con un vaso de jugo de naranja recién exprimido. El nutricionista Raphaël Gruman explica que para sacar lo mejor de esta fruta, es crucial beberlo tan pronto como sea posible para evitar la pérdida de vitaminas esenciales. Cuanto más tiempo se deja de reposar, menos potente será la vitamina C que contiene para su piel, así que opta por exprimirlas tu misma por las mañanas en vez de consumir el jugo envasado.
Del mismo modo, lo mejor es comer las naranjas crudas en lugar de cocidas. Raphaël explica que las naranjas son termocéntricas, lo que significa que las vitaminas y minerales que contienen son extremadamente sensibles a la luz y al calor: en otras palabras, cuanto menos hagas con ellas, mejor. Unas cuantas rodajas de naranja fresca dentro de una ensalada de frutas o acompañando a un postre caliente son una manera fácil de incorporar esta maravillosa fruta en tu dieta. Simple, rápido y eficaz.