Al pensar en este producto puede que nos surjan cuestionamientos sobre su eficacia, su composición, cómo es mejor aplicarlo y cuándo hacerlo. En esta nota aclaramos todas estas dudas que quizás nos surgen al momento de incorporarlo en nuestra rutina.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de serum?
El serum es una fórmula de activos de muy alta concentración y con una acción muy específica. Viene en diferentes versiones, ya que cuenta con funcionalidades distintas según las necesidades que buscamos resolver: atenuar líneas de expresión y arrugas, reducir la secreción de sebo, reparar la piel, exfoliarla, aumentar su luminosidad o reforzar su función como barrera protectora. Su textura es extremadamente ligera y permite acceder a las capas más profundas, esas a las que la crema hidratante nunca llega.
¿En qué momento de la rutina lo incorporamos?
Por lo tanto, el serum siempre debe usarse luego de la limpieza de la piel y antes de la crema hidratante, ya que por sí solo a veces no llega a hidratar lo suficiente y por eso es necesario complementarlo con un producto que cumpla esta función. Lo ideal es dejarlo actuar unos minutos antes de continuar con aquellas soluciones que sean más densas y que puedan incluir aceites. A quienes tengan la piel seca, quizás aplicar una crema luego les aumentará su sensación de confort, pero quizás para otras solo el serum ya es suficiente. Una fórmula que suele tener una eficacia reforzada es aplicar ambos productos de una misma gama, por ejemplo, un serum antiedad y un tratamiento antiedad, porque de esta manera actuarán sinérgicamente debido a que sus principales activos se complementarán.
¿Y cuáles son las mejores formas de aplicarlo?
Hay varias maneras de colocarlo sobre el rostro y cada una podemos buscar la que nos resulte más cómoda y práctica. Una opción implica realizar movimientos alisantes y circulares, siempre desde dentro hacia afuera del rostro. Otra forma es masajear el producto primero entre los dedos y luego esparcirlo sobre el rostro, creando una forma de corazón desde la frente hacia los pómulos y luego desde allí hacia el mentón, siempre evitando el contorno de los ojos. Por último, nunca tenemos que olvidarnos del cuello y colocar allí también la solución para realzarlo y mantener saludable esta zona. Algo para tener en cuenta es que sean siempre una o dos gotitas porque su composición es potente.
¡Extra tip!
Un consejo es tenerlo como aliado tanto para el día como la noche. Pero si no tenemos la posibilidad de emplearlo en ambas oportunidades, por cuestiones de tiempo u organización, deberíamos elegir aplicarlo por la noche antes del ritual nocturno, y en el momento en el que la piel se regenera y absorbe durante más tiempo los activos e ingredientes fortificantes que este producto puede proporcionar.
Ahora sí ya tenemos varias respuestas a las dudas que nos pueden llegar a surgir, y también bastante información complementaria para quienes son expertas en cosmética. ¿Ya sabemos qué serum que vamos a incluir y cuál es el que mejor nos va a resolver esa cuestión de nuestra piel que nos parece prioritaria? ¡A encontrarlo!